Fede Valverde se convirtió en el héroe del Real Madrid en el Clásico de la Supercopa de España que se disputó en Riad. El Pajarito saltó al césped en el minuto 83 para ocupar el lugar de Luka Modric. En ese momento, los blancos mandaban en el marcador y el objetivo de Ancelotti con la entrada del charrúa era refrescar el centro del campo en los minutos finales, pero Ansu Fati decidió que el encuentro se iba a tener que decidir en la prórroga. Fue en el tiempo extra cuando el uruguayo recogió lo mucho que ha sembrado en estos meses, donde ha visto como una lesión, precisamente ante el Barcelona, le obligó a estar en la enfermería más tiempo del deseado perdiendo un protagonismo que se había ganado.
Los que mejor conocen a Valverde le definen como un “futbolista profesional” y un “trabajador silencioso”. Pura garra uruguaya, la fórmula de su éxito es muy sencilla: trabajo, trabajo y trabajo. Desde aquel esguince de rodilla que sufrió en el Camp Nou sólo ha vuelto a jugar tres partidos como titular, pero Ancelotti, que no es amigo de las rotaciones, siempre ha demostrado que Fede es un futbolista que entra dentro de sus planes. De hecho, quitando el periodo que se perdió por lesión, sólo se ha quedado sin participar en el primer duelo de 2022 ante el Getafe.
Valverde tiene claro que debe que esperar su oportunidad. Es plenamente consciente de que por delante tiene a dos jugadores que son leyenda del deporte rey como Kroos y Modric, pero Fede trabaja para recoger el testigo de ambos y aprovechar las oportunidades que tenga, tal y como sucedió en Riad, donde definió a la perfección un pase de Rodrygo para decidir el Clásico y meter al Real Madrid en la final de la Supercopa.
“El está tranquilo y acostumbrado a competir con los mejores medios del mundo, pero se ve capacitado para rendir y demostrar que puede ser un jugador importante en el Real Madrid”, explican a OKDIARIO desde su entorno. A sus 23 años tiene mucho camino que recorrer, sabe que cada entrenamiento con la CMK es un máster y en el club le consideran una pieza fundamental para el futuro, pero también para el presente.
El apoyo de su familia
Valverde aterrizó en la capital de España con 18 años para formar parte del Castilla. Pronto dejó claro que era un jugador diferente. En el Deportivo de La Coruña, donde jugó un año cedido, sufrió, creció y, sobre todo, se ganó regresar al Real Madrid. Muchas cosas han cambiado desde aquel entonces, pero hay alguna que se mantiene inmovible. Su cara de niño y el apoyo de su familia, fundamental para Fede. Desde sus padres hasta Mina, una compañera de vida y madre de su hijo muy futbolera que no duda en darle consejos. Para el mediocentro la presencia de todos ellos es clave para seguir creciendo.